lunes, 22 de diciembre de 2008
Sueño III: Festín con animales
jueves, 18 de diciembre de 2008
acerca de la "ñ"
perdonad si de vez en cuando se me escapa algun "dream", entiendan que no es nada de esnobismo sino mas bien cuestion practica, cuestion de teclado.
y otra C. de BcN, tendriamos que pensar en hacer un "manifiesto del SUEN ( agregue techito) O"
sobre todo para destruir esa frase de libro de cuentos "los dreams, dreams son..."
porque los dreams son mucho mas que eso. Son todo nuestro mundo más ese otro mundo que late bajo la almohada y del que no sabemos casi nada, un subidón de imagenes, incoherentes, ignoradas, y todas allí, representando nuestras vidas.
Voy pensando...
viernes, 12 de diciembre de 2008
Crónica II: Skaters en el Macba
domingo, 30 de noviembre de 2008
Sueño II: Sueño de infancia
Siendo muy chica tuve este sueño:
Era de noche y volvíamos de General Rodríguez yo estaba sentada junto a la ventana en los asientos de cuero marrón, hacía frío. El tren entraba en Tapiales por el lado del supermercado y llegaba a los monoblocs bajitos del Hogar obrero. (Recorrido imposible). De repente mi ventana se abría despidiéndome a mí lentamente como de una nave e iba a parar a unas vías más pequeñas donde me continuaba deslizando por el impulso de la locomotora en una especie de patineta de madera. De noche y sola me acercaba lentamente hacia los monoblocs por esa vía angosta.
viernes, 28 de noviembre de 2008
BASURITAS
Voy dando pasos lentos, con el calor de agosto trepado a mi espalda, hago el mismo recorrido del dia anterior, y ahí la ví de nuevo, la cocina del vecino, con tres botellas de 8 litros por encima. Quieta, inmutable, esperando que alguien la rescate de ese destino irreparable. Quise ser yo, aquella que recicla lo irreciclable, me acerque cautelosamente mirandola como si fuera mi presa. Una hornalla, alguna sartén en su horno, alguna tuberia de acero inoxidable? No, sus agujeros ya estaban muertos, tapados por la grasa y por el tiempo.
Fotografiar es el ultimo recurso que nos queda ante la perdida. Darle importancia a alguien o a algo ya sujetos al olvido. Aunque también sea nocivo para la nostalgia, acumular imágenes, acumular trozos de memoria que luego pesan, como los mediodias de calor, como los libros y los recuerdos.
sábado, 22 de noviembre de 2008
Resvalo en la esquina que me lleva al deseo, soportando el resfrio y su manera aguosa de hostigar mi nariz.
Me la imaginaba a Berlin mal peinada, elegante, seria, melancolica, sucia, mutilada, sensual. Ahora me pierdo en ella queriendo descubir todas esas cosas. Pero en mi cabeza tiene una forma distorsionada, aquella deformidad de la memoria. Berlin ahora es lo que sus calles me murmuran, lo que me dicen a veces gritandome a veces susurrandome. Intento a cada rato descubir ese misterio.
Sigo volando sobre los pedales de mi bicicleta, rascando el hielo del pavimento, sintiendo el murmullo de las calles quejandose de mi, y les respondo, hostilmente le grito, diciendo: yo aqui vine, aqui me quedo.
domingo, 16 de noviembre de 2008
Crónica I: Clase de danza africana
Sábado por la mañana. Mi amiga Renata dice que mis borceguíes parecen tractores y que tengo las piernas muy flacas para llevar tanto peso. Pero yo sé flotar con ellos y sé cruzar la ciudad. Bajo paseo Sant Joan y cruzo la Diagonal. Bajo por Balmes o Pau Clarís hasta Plaza Cataluña y entro en el gótico por el Portal del Ángel. Cruzo la plaza de la Catedral y subo por el costado, por esa callecita que sube como un puente, bueno de hecho hay un puente hermosísimo lleno de gárgolas que te miran, siempre hay músicos, a veces hay algún violonchelista y me quedo escuchando. Llego al Ayuntamiento, cruzo la plaza, tomo Regomir, y derecho llego a clase. Empezamos la clase con palmadas, y moviendo las piernas giramos hacia la derecha e izquierda. Hacia la derecha: veo el barrio gótico desde los ventanales; hacia la izquierda: veo a un chico que desde su balcón mira la clase. Las palmas, la música, el cuerpo, el calor, todo empieza a subir y el movimiento cobra velocidad, empezamos rodar y se vuelve imparable…Mi profesor pega un grito que suena a alegría: “¡Aiiii!” y dan ganas de responderle. Empiezan los saltos, huele a polvo y el cuerpo va resquebrajándose dejando lugar para algo nuevo, fresco, denso, que penetra; revoluciones de la música que hipnotizan los nervios. Entonces el cuerpo te expulsa y uno empieza a sobrar. El profesor grita, gritamos nosotras, saltamos, agitamos. Nos ponemos en ronda para cantar y bajar al suelo. Damos palmadas en el piso y el profesor repite una y otra vez: “el tiempo está ahí” –señala al centro de la ronda, donde están las manos nuestras dando golpes- “búsquenlo.” Y meciéndonos en cuclillas, cantando, buscamos el tiempo. Llega una alegría que viene de lejos y que va hacia adelante. La miro pasar. Sonrío.
miércoles, 12 de noviembre de 2008
Coleccion blanca
la nieve, lo absolutamente detenido,
mirar para abajo colgando de un hilo de
hielo...
la memoria registrando los detalles destinados
El sueño empezó con la primera luz de la mañana, así me encontró la claridad escasa de los nortes: con una boca pegada a mi boca.
Pegajosa y fruncida, no me dejaba hablar, me arrebataba los dientes, me masticaba la lengua, gritaba de hambre, ordenaba un licor “spirituose”. Caprichosa, adherida a mi cara como una sanguijuela, se extendía a lo ancho en su intento de usurparme toda la cara, resistiendo a mí forcejeo desesperado con la consistencia de una gelatina. ¡Quítenmela! Grité varias veces, pero el aire me quedaba corto, y la lengua no respondía a mi voluntad. Hasta que las palabras me eran imposibles de mencionar, mi boca ya no era mía.
Desperté con los labios anestesiados, recordando ese olor nauseabundo del consultorio del dentista.
domingo, 9 de noviembre de 2008
Crónica I (desde Berlín) Curso de "Integración"
Desde temprano tengo que tomar decisiones, hasta para trasladarme, pienso. Apenas levantarse y ya cargando con la pesada responsabilidad de decidir. Decidir si darse una ducha , decidir la ropa, decidir si tomar un café o un té, o si comer tostadas o galletas, o cereales que siempre es mas sano, si lavarse los dientes antes o después del desayuno. Si encontrara a alguien que me gestionara todo este tipo de decisiones tan banales pero tan importantes para sobrellevar la vida diaria. Finalmente tomo la bicicleta pese al pronóstico meteorológico. Mi ropa de lluvia es escasa pero tengo una buena bufanda que me cubre las orejas, asunto casi solucionado.
Llego a mi clase de alemán, como le llaman: el curso de “Integración” para inmigrantes y refugiados. Somos varios: tres turcos (dos mujeres, un hombre), dos africanas (mujeres) una chilena, una española, un polaco y una brasileña. Ninguno de ellos muy buenos para pronunciar la Ch de “möchte” (querer), yo tampoco. Mientras la profesora explicaba el pluscuamperfecto apunté en mi agenda este día memorable, en tres palabras: “hoy (en la hoja del 5 de Noviembre) ganó Obama”. Al instante de mi registro a la profesora se le ocurrió justamente tocar el tema Obama, manifestando su cordial alegría frente a los resultados de las elecciones. Todos coincidieron con ella, una de las mujeres africanas hablaba de Obama con los ojos cargados de lágrimas. Y a mí se me ocurrió comentarle a la profesora que lo increíble es que fuese negro, que es lo mismo que si en Alemania el primer canciller fuera Turco, ella dijo no, que el ejemplo no era válido, que en todo caso sería como si en Alemania ganase un judío: “y eso que ahora el antisemitismo no es tan fuerte en Alemania como la discriminación negra en Estados Unidos”.¿y Hitler?, pregunto la chilena sin querer ofender a la señora. Yo digo ahora, no antes, volvió a repetir.
Sueño I (desde Berlín) Sobre esos sueños descabezados
Comenzó en el balcón de la casa de mis padres, donde mis tortugas Guido y Margarita, sin saber muy bien quien era hembra y quien macho, o si las dos machos o las dos hembras; se arrastraban de un lado al otro de la longitud de cemento buscando quizás un trozo de pepino, o una lechuga. Pero era tan difícil entender sus deseos que también pudo haber sido que la acción de caminar solo fuese una manera de pensar, o de manifestarse ante la falta de espacio, limitados como estaban al poco sol que ofrecía la explanada, y todo eso para complacer mi capricho pasajero de querer unas tortugas, porque las encontraba todo un signo del misterio.
Yo las miraba desde otro lado, quizás flotando o desde abajo, las ubicaciones de los personajes nunca son exactas en este tipo de sueños, y en ese momento en que yo pensaba que Margarita extendería su cuello para escuchar (las tortugas son muy buenas apreciadoras de la música clásica), la cabeza se desprendió del cuerpo, y para mi mayor estupor y asco, la extremidad desprendida se triplicó en tamaño, y el cuerpo ahora acéfalo seguía caminando con una rapidez poco usual en este tipo de reptiles. No tenía más esa mirada neutral y ese pedazo de cuerpo oculto bajo las baldosas de su caparazón que tantas dudas me despertaba de niña. Ahora en cambio era un animal desarticulado pero capaz de vivir normalmente con sus extremidades separadas. Y su sangre no era verde, como siempre había pensado, sino roja, rojo morado, como la de los humanos.
Andaba Margarita, en este sueño mío, acéfala. Fue su venganza: hacerme despertar bañada en sudor frente a la sensación de tener, yo también, un caparazón el cual cargar a lo largo de un reducido trozo de balcón.
lunes, 3 de noviembre de 2008
Sueño I (desde Barcelona)
Hoy mojé la cama. Tuve un sueño. Estaba en el jardín de mi casa, mis hermanas gritaban y miraban al cielo, pero sus gritos eran muecas sin sonido, yo no veía lo que sucedía o no lo entendía. Caminaba luego hacia el fondo del jardín donde está el paredón, estaba más cubierto de plantas que de costumbre. De repente, tenía entre mis manos un canario radiante y dorado, lo sujetaba con fuerza, sintiendo la fragilidad de su vida bajo mis dedos. Entonces, dentro de un recipiente azul lleno de agua cristalina lo sumergía hasta ahogarlo. El dolor de sus picotazos en mi dedo índice eran punzadas que me hicieron sentir su desesperación.