martes, 2 de junio de 2009

Caminando

Salí de casa, di tres pasos y vi una paloma muerta. Estaba boca arriba con las alas desplegadas, la cabeza de costado y el pico entreabierto. Los ojos cerrados. Parecía haber muerto en el vuelo y bajado a la calle. Vi venir un viejo con camisa blanca, desabrochada, se balanceaba de un lado a otro de la vereda, daba tumbos,no sincronizaba el paso. Al acercarse a mí, vi la expresión de su rostro,la boca abierta en una mueca daba la impresión de que iba a quejarse profundo y largo pero no, sostenía la mandíbula caída, los ojos se le iban y miraba alrededor como buscando algo en las paredes y en la gente. Iba vivo. Doblé una calle y me encontré metida en medio de un grupo de turistas que caminaban lento y seguí con ellos. Tenía ganas de decirles ¡llévenme! cualquier motivo era mayor que el mío.

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